La osteomielitis implica la infección del hueso y la médula ósea, habitualmente de origen
bacteriano, aunque puede deberse a hongos, parásitos o virus.
Se puede clasificar según diferentes aspectos:
Forma de presentación clínica: aguda, subaguda o crónica.
Patogenia: hematógena por contigüidad o por implantación directa.
Etiología: bacteriana, fúngica, vírica o parasitaria.
Edad: neonatal, infantil o del adulto.
Conozcamos algunos términos los cuales nos ayudarán en la compresión del tema
Osteítis supurativa: inflamación de los huesos, generalmente de origen infeccioso bacteriano.
Periostitis supurativa: indica afectación del periostio
Artritis séptica: implica infección de la articulación de forma aislada, con afectación posterior del hueso, o bien complicación de una osteomielitis o infección de partes blandas adyacentes.
Osteomielitis aguda: describe una infección supurativa con manifestaciones clínicas de aparición relativamente súbita.
Osteomielitis crónica: es el resultado de una infección aguda, que se resiste al tratamiento
Osteomielitis subaguda difusa esclerosante (de garré): describe el resultado de un proceso inflamatorio no supurativo, sin necrosis y pocos síntomas.
Involucro: describe tejido óseo neoformado alrededor del hueso desvitalizado.
Cloaca: abertura del involucro a través de la cual drenan el tejido de granulación y el secuestro.
Fistula: es un trayecto que comunica la piel con el hueso.
Fisiopatología
La osteomielitis es una infección bacteriana que produce un proceso supurativo acompañado de edema, congestión vascular y trombosis de vasos pequeños.
La osteomielitis hematógena típicamente afecta a la región metafisiaria de los huesos tubulares debido a la vascularización de esta zona. Las diferencias en el patrón vascular dependiendo de los distintos grupos de edad explican las diferencias radiológicas y patológicas
Patrón del recién nacido: recién nacido y lactante hasta los 12-18 meses, los vasos llegan a la epífisis a través de la metáfisis sin la barrera del cartílago fisario (cartílago de crecimiento). La extensión de la infección a la epífisis puede afectar al cartílago de crecimiento.
Patrón infantil: desde 12-18 meses hasta los 16 años, la barrera fisaria condiciona un cambio en el mapa vascular.
Patrón adulto: con el cierre de la fisis se restablece la vascularización metafisoepifisaria a través de grandes canales anastomóticos.
Localización
Niños: huesos planos o irregulares adyacentes al cartílago, como clavícula, calcáneo o huesos de la pelvis.
Adultos: manifestaciones clínicas poco específicas, con localización preferente en columna, pelvis y huesos pequeños.
Etiología
Osteomielitis hematógena: casi siempre se identifica un único organismo.
Osteomielitis por contigüidad: suelen identificarse múltiples microorganismos.
Diagnóstico
Se establece tras identificar el microorganismo en el hueso o por hemocultivo. Osteomielitis hematógena: hemocultivo positivo=biopsia ósea.
Osteomielitis por contigüidad: necesaria una biopsia ósea.
Técnicas de imagen
Se utilizan diferentes técnicas de imagen, unas con más frecuencias que otras y dependiendo de distintos factores:
Radiología simple: es la técnica de elección inicial. Pero una de sus limitaciones es que los cambios radiológicos no se detectan hasta 7-10 días desde el inicio de la infección:
Signos: 3 días = pérdida del plano graso de los tejidos, 7-14 días = lesión lítica mal delimitada, junto con la metáfisis con distinto grado de eburnación.
Reacción perióstica: destrucción ósea en estadios avanzados con patrón geográfico, moteado o permeativo.
Absceso de Brodie (osteomielitis crónica): lesión lítica bien delimitada, con ribete esclerótico.
Ecografía: útil para detectar abscesos subperiósticos.
Sirve de guía para la aspiración de líquido o drenaje de abscesos. Los hallazgos pueden demostrarse a las 48 h del inicio de la infección.
Tomografía computarizada: es de escasa utilidad, puede emplearse como guía para biopsia, en caso de pequeños secuestros, afectación cortical.
Resonancia magnética: muestra alta fiabilidad para el diagnóstico de osteomielitis en particular en fase aguda al mostrar restricción de la difusión. Hallazgos: hiposeñal en T1(muestran en forma óptima la anatomía normal del tejido blando y la grasa) y aumento de señal en T2 (muestran de manera óptima líquido y alteraciones).
Medicina nuclear: la gammagrafía ósea es patológica a las horas o pocos días de iniciarse la infección. Se observan falsos positivos en traumatismos, artropatías inflamatorias o neoplasias. El coste y su escasa disponibilidad restringen su uso, aunque es una técnica eficaz.
Formas clínicas
Osteomielitis aguda: niños y lactantes, después de la radiología simple es útil la ecografía para valorar la presencia de absceso subperióstico.
En adultos después de la radiología simple es útil la RM que ofrece información de la extensión y la actividad de la afección.
Osteomielitis subaguda y crónica: es el resultado de una infección persistente, que después de un periodo de latencia se hace activa.
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Referencias.
Pin en BySecologicos. (2021). Consultado el 3 de mayo de 2021 en https://www.pinterest.com.mx/pin/441915782162658549/
Información e imágenes.Del Cura Rodríguez, J., Pedraza Gutiérrez, S., y Gayete Cara, A. (2019). Radiología esencial (2ª ed., Págs. 1161-1165). Madrid: Editorial Médica Panamericana.
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